Se descolgaron cornisas blancas del extremo de tus ojos
Desgastados ya de tanto como los miro
Querían recogerse en un tuétano molido a palos que había sobre un escorzo de la luna
La luna se descolgó del cielo a través de un cable de ascensor para derramarse sobre el cadáver de un rascacielos
Se licuó a sí misma talando su nocturno y del infarto eyaculó un pie atado a su muerte por líneas de sangre
Yo quería llegar a través de la cornisa hasta el apartamento contiguo
¡Yo quería la luna!
Me encontré en la cornisa con uno de mis poemas
Nos miramos como dos extraños se miran y creen conocerse de algo
Este tío me suena...
Yo me desplacé con pasitos cortos buscando la ventana del apartamento de al lado
El poema se fue lanzando telarañas de un edificio a otro
De repente oí voces
“Cariño el champán ya estará frío sácalo de la nevera” dijo una mujer y la voz me resultó familiar
“Nena qué bien te sienta el collar de diamantes desnuda” replicó un hombre y su voz me era desconocida
Moscas rondaban la sequía apostada como para siempre entre sus piernas
La sequía de hacer volar un avión de pasajeros entre estas cuatro paredes
Ahondaré en tu cuerpo con un cristal de espejo roto buscando las raíces más originales de una estrella de cine
¡Ese maldito avión me volverá loco!
Hendiré el filo de este puñal improvisado en tu cuerpo hasta que las cornisas blancas me devuelvan los grados más altos de agosto y prendan tu desértica vagina multiplicando su sequía al infinito
Este episodio de volar con los pies enraizados en tu fajo de billetes arrugados que huelen ya a semen
En tu collar de diamantes que huele ya a semen
Avión que es una cuneta decorada con buitres de piedra
El productor de cine se abotonó la bragueta del vaquero mientras sonriendo te decía lo bien que lo había pasado
Esta cornisa blanca se descuelga de tus ojos azules
El productor de cine alisándote el pelo te susurró al oído palabras que moscas rondaban
Y la cornisa blanca se descuelga del todo de tus ojos y a ésta le acompañan otras
Me queda tu imagen en el trozo de espejo
Me queda la sangre
Las cornisas llegaron al bosque en su caída y de él no quedó nadie
Soy un montón de sangre
Soy sangre que evacuó ya el cuerpo
Y una actriz me bebió confundiéndome con vino
Dolió mientras me tragaba
Dolió más cuando de asco su cólico me devolvió sobre el agua sucia de un retrete
Nunca quise descolgarme de tus ojos azules
Me así de esa cornisa con todas mis fuerzas
Entonces el productor de cine dijo “Tienes algo en el ojo” y al soplar me voló a la ruina del bosque haciéndome sangre
Un derrame de luna por el piso de la farmacia
“Éste es el boquete más grande que haya hecho jamás en el extremo del mundo” dije
Mi estómago doliéndome por fuera aplaudió entonces y me dijo “Vienes de destruirte”.
Inacabado.
(“poème abandonné”).
Paul Valéry.
Paul Valéry.
Del poemario inédito "Apología de la Muñeca de Bellmer".