miércoles, 30 de junio de 2010

UNA BALADA BALBUCEADA ENTRE ESCOTES. 15

MANJA Y UN POEMA DE LEOPOLDO MARÍA PANERO

UN ÁNGEL PASÓ POR BROOKLIN

A los dos días fue detenido, y llevado a disposición del juez.

Se trataba de un traficante de marihuana”.

Leopoldo María Panero.

Manja me dijo la noche que la conocí que de niña tuvo un ángel a su lado cuidando de ella hasta que lo detuvo la policía por tráfico de drogas

Pensé en aquel poema del ángel traficante de Panero y una batería de la pesadilla me acometió poniendo todos ellos el dedo en el gatillo y sorbiendo el capitán de mis manos que tenían restos de ansiolítico

Aunque la baba del gusano estaba seca en mi cerebro aún me sabía un poco a Idalprem el paladar

Panero Baudelaire Artaud Rimbaud Verlaine el Marqués de Sade Mallarmé Genet y el Conde de Lautréamont poniendo todos ellos el dedo en el gatillo.

Inacabado.

(“poème abandonné”).

Paul Valéry.


Del poemario inédito "Copenhague".


lunes, 28 de junio de 2010

DE LA SIEMPRE CAMBIANTE AGITACIÓN DEL AIRE. Jorie Graham.






El hombre se llevaba las manos al corazón mientras bailaba.


Daba vueltas, ligero, relajado.


Se desdibujaron las puertas


de la pequeña ciudad. Algo


se filtró,


reanimando los marcos,


haciendo menos verdadera


cada entrada.


Y comenzó a oscurecer


aunque no cae... Y el pequeño baile,


balanceando a este humano a lo largo de la calleja,


breve tema nervioso pulsando hacia delante,


trenzándose, ensayando,


constantemente incompleto, girando por ello, hilvanando -pero


¿qué es lo que urge terminar?- sus ropas cada vez más rústicas en el


remolino rojizo,


que se oscurece, por supuesto, hacia el final de la avenida,


una mano en su pecho,


la otra colgando a un lado mientras baila, canta, zapatea,


con sus pies, tarareando un poco,


cerrando los ojos mientras da vueltas, alejándose,


¿por qué sale el sol? Recuérdame siempre, cariño, algún día


volveré-


la libertad dejando su rastro en el aire de la tarde,


aire que abre las lilas, que levanta las faldas,


la libertad y el ojo ensangrentado escorándose suavemente hacia la


tierra gigante,


y el gato en el umbral que no equivoca el mundo,


vigilando los puntos donde habrán de posarse los pájaros.




Jorie Graham. LA ERRANCIA. DVD Ediciones, 2007.


viernes, 25 de junio de 2010

El constructor de paisajes. 2

2

Del aspecto de la boda goteaban buitres de escayola

Y olían a orina

Y del puñado de monedas de cinco centavos brotó un ojo que era una ola

Un ojo tuyo

Ni siquiera el Leñador podría talarla

Una ola para estar a salvo de la lluvia

Una ola para estar a salvo de secuestro

La última vez que me secuestraron fue a la salida del Norte Bar

Me metieron en el maletero del coche y me llevaron a Madrid

A la plaza de toros de Las Ventas

Me liberarían a condición de que torease dos toros bravos en la siguiente corrida de San Isidro

Y lo hice

Toreé dos toros bravos

En el primero hubo silencio y en el segundo palmas

El ganadero lloró y Esther me esperó en la habitación del hotel abierta de piernas

De la sangre del toro brotaban fotografías de grupos de chicas

Los ojos del toro como los anos de las chicas perdiendo la virginidad de sus anos

Al entrar a matar en el primero pinché dos veces y en el segundo le metí la estocada hasta la bola en el primer intento

Y el corazón del toro como los anos de las chicas perdiendo la virginidad de sus anos

Había buitres de escayola dispuestos en los burladeros

Y gente con manchas de sangre en los tendidos

Todas las camisas del mundo chorrearon sangre

Esta ola me pone a salvo del hacha del Leñador

Me pone a salvo de secuestro

No quedaba nadie en la fábrica de bodas

El río fue drenado para rescatar el cuerpo de la chica

El inspector me contó más tarde que había sido violada por el ano y asesinada a golpes

De la lengua del inspector goteaban buitres de escayola

Y olían a orina

“La orquesta toca mientras el barco se hunde” me dijo el inspector mientras se quitaba los guantes de látex

¿Qué querría decir con eso de la orquesta?

La sangre del toro se filtraba por la arena haciéndola barro

Desde aquí no lo veo pero si miras desde arriba verás miles de fotografías de grupos de chicas esparcidas por la arena

Hay fotografías de grupos de chicas en mis manos y en mis mejillas

Y también en el traje de luces

La fábrica de bodas está vacía y de sus techos gotean fotografías de grupos de chicas

De tus pechos se descuelgan tres lunas blancas

En un cráter de una de ellas el maestro Jedi blandía su espada sobre la tez del derrame de una rubia trenza tuya

Le di tres puñetazos al cadáver del primer toro

Le di tres lunas a Esther a cambio del olor de sus bragas

Tres lunas que resbalaron alguna vez por tus tetas

Tus tetas siempre turgentes y blancas

Tres lunas que resbalaron alguna vez por tus labios

Tus labios como plazas de toros y en una de ellas yo frente al toro bravo

Un toro bravo de quinientos kilos de peso

Tenía las astas algo astilladas tras embestir antes contra el burladero

Pero en esos cuernos no entra el aire

Y yo frente a él con el traje de Jedi

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

Llegué a la habitación del hotel y fui inmediatamente al baño

Me miré al espejo

Largas patillas poblado bigote

Grandes gafas de sol un poco traslúcidas

El pelo ni largo ni corto y ondulado con raya a un lado

Traje negro de raso

Grandes solapas la americana y algo acampanado el bajo del pantalón

Camisa blanca y corbata negra con nudo ancho

Tenía las manos llenas de fotografías de grupos de chicas

Salí y fui hacia el cuarto

Allí había una chica sentada en una butaca próxima a la cama

Me miró

Sus ojos eran muy azules

Se reía a carcajadas

Retirándose el pelo de las mejillas me pidió que me acercara a ella

Su pelo era muy liso muy rubio y muy largo

Lo hice y vi que sus manos también estaban llenas de fotografías de grupos de chicas

Entonces sin dejar de reírse me abrazó y me dijo al oído “Vienes de destruirte”.

Inacabado.

(“poème abandonné”).

Paul Valéry.


Del poemario inédito "Apología de la Muñeca de Bellmer".

sábado, 19 de junio de 2010

Los rincones más oscuros. Antología del miedo.




Poemas inéditos de los siguientes autores: Ana Patricia Moya, Javier Das, Vanessa Salgado Marcote, Ángel González González, Cristina Morano, Dagmar Buchholz, Javier Pascual, Andrés Ramón Pérez Blanco, Mar López Herrero, Mikel Caverna, Nohemí Sosa Reyna, Pilar Gorricho del Castillo, Pepe Pereza, Esteban Gutiérrez Gómez, Gsús Bonilla, Gorka Martínez Peña, Mario Crespo y David González.

http://www.revistagroenlandia.com/PDF/los-rincones-mas-obscuros.pdf

martes, 8 de junio de 2010

0. PREFACIO

Abrí los ojos y tenía fotogramas de Antichrist en el cerebro y al cabo de un instante estaban quitadas porque estaba en casa de Joanna y comprendí algo así como que ya no tendría que ir a la guerra nunca más para ver mundo

Salí a la terraza y allí estaba ella en su bikini rojo desayunando sentada en una silla de mimbre

Yo vestía los viejos vaqueros negros que huelen a colegio a iglesia a hospital y a tanatorio dependiendo de la nariz

Me preguntó si no tenía calor en ellos

Miré sus piernas

Por ellas crecían santos prometiendo el paraíso y un Dios de verdad y supe que había dejado de ser el cadáver que por las noches chupaba la sangre de los vivos porque en esos muslos estaba el banquete del cuerpo y la sangre de Cristo y yo podía alcanzarlos con las manos

Me llevé los dedos a la nariz y todavía me olían a los guantes de boxeo

Joanna nunca miraba mis combates ni leía mis poemas pero me besaba las manos y las apretaba contra sus mejillas mientras me hablaba de los hijos que me dará de la casa en la que viviremos y lo mucho que luciría en nuestro salón aquel tresillo retro que vimos en El Apartamento esa tarde caminando por Malasaña

Yo decía que la felicidad es un pájaro resbaladizo y que en Madrid los únicos pájaros que pían están en los semáforos

Di un sorbo al café que ya estaba frío y noté con la lengua irregularidades en el borde de la taza que tenía de motivo una viñeta de cómic donde una chica rubia mediante un bocadillo pintado en la esquina derecha decía algo acerca de la autenticidad mientras tomaba el sol sobre una toalla roja en la que ponía “Siempre Coca-Cola

Me fijé que en la chica y también en lo que decía había imperfecciones y que el color estaba algo arrugado del uso y del lavaplatos

En Antichrist la felicidad tenía el cerebro cubierto de pelo y dentro en el yacimiento de su sótano junto al tesoro estaba la fundación del grito callado de ¡ALELUYA! porque en la salida algo lo tapaba enmudeciéndolo y comprendí que el ático donde vivía Joanna era un anti-sótano en el que se podía ver el cielo de un color azul azafata y gritar un ¡ALELUYA!

Yo siempre le decía que era un tío un poco esquinado y eso que perdonara mi aspereza

Aquella mañana estaba tan límpida que hacía que el cabello dorado de Joanna fuese un chorro de Moët Chandon infinito escanciando una copa interminable de cristal muy fino y de pie larguísimo y le hice una foto con la cámara del móvil posando con el Rimbaud de Leopoldo María Panero que dice

Es azul

El color del espanto

Y Amarillo

El color del odio

Blanco

El color de la muerte

Y de la nada”… Y pude decir un ¡ALELUYA! porque sentí estar profundamente enamorado de ella.

Necesito reconstruir la historia de nuestro amor para captar todo su sentido. Gracias a ella, somos los que somos, uno por el otro y uno para el otro. Te escribo para comprender lo que he vivido, lo que hemos vivido juntos”.

André Gorz.


Del poemario inédito "15 Imágenes de Joanna en Varsovia".

lunes, 7 de junio de 2010

LA MUERTE DE MARILYN MONROE. Sharon Olds.




Palparon los de la ambulancia el cuerpo,
frío, lo subieron, pesado como el hierro,
a la camilla, le intentaron cerrar
la boca, le cerraron los ojos, ataron
los brazos a los lados, apartaron un mechón
de pelo enredado, como si importara,
vieron la forma de sus pechos, aplastados por
la gravedad, bajo la sábana,
se la llevaron, como si se tratara de ella,
escaleras abajo.

Esos hombres nunca fueron los mismos. Salieron
después, igual que hacían siempre,
a tomar una copa o dos, pero no podían
mirarse a los ojos.

Dieron sus vidas
un vuelco - uno sufría pesadillas, dolores
extraños, impotencia, depresión. A otro
no le gustaba su trabajo, su mujer le parecía
diferente, sus hijos. Incluso la muerte
se le antojaba distinta - un lugar donde ella
le estaría esperando,

y el otro se encontró a sí mismo por la noche
en el umbral de la habitación del sueño, escuchando
a una mujer respirar, tan sólo una mujer
normal
respirando.


Sharon Olds. LOS MUERTOS Y LOS VIVOS. Bartleby Editores, 2006.