viernes, 25 de junio de 2010

El constructor de paisajes. 2

2

Del aspecto de la boda goteaban buitres de escayola

Y olían a orina

Y del puñado de monedas de cinco centavos brotó un ojo que era una ola

Un ojo tuyo

Ni siquiera el Leñador podría talarla

Una ola para estar a salvo de la lluvia

Una ola para estar a salvo de secuestro

La última vez que me secuestraron fue a la salida del Norte Bar

Me metieron en el maletero del coche y me llevaron a Madrid

A la plaza de toros de Las Ventas

Me liberarían a condición de que torease dos toros bravos en la siguiente corrida de San Isidro

Y lo hice

Toreé dos toros bravos

En el primero hubo silencio y en el segundo palmas

El ganadero lloró y Esther me esperó en la habitación del hotel abierta de piernas

De la sangre del toro brotaban fotografías de grupos de chicas

Los ojos del toro como los anos de las chicas perdiendo la virginidad de sus anos

Al entrar a matar en el primero pinché dos veces y en el segundo le metí la estocada hasta la bola en el primer intento

Y el corazón del toro como los anos de las chicas perdiendo la virginidad de sus anos

Había buitres de escayola dispuestos en los burladeros

Y gente con manchas de sangre en los tendidos

Todas las camisas del mundo chorrearon sangre

Esta ola me pone a salvo del hacha del Leñador

Me pone a salvo de secuestro

No quedaba nadie en la fábrica de bodas

El río fue drenado para rescatar el cuerpo de la chica

El inspector me contó más tarde que había sido violada por el ano y asesinada a golpes

De la lengua del inspector goteaban buitres de escayola

Y olían a orina

“La orquesta toca mientras el barco se hunde” me dijo el inspector mientras se quitaba los guantes de látex

¿Qué querría decir con eso de la orquesta?

La sangre del toro se filtraba por la arena haciéndola barro

Desde aquí no lo veo pero si miras desde arriba verás miles de fotografías de grupos de chicas esparcidas por la arena

Hay fotografías de grupos de chicas en mis manos y en mis mejillas

Y también en el traje de luces

La fábrica de bodas está vacía y de sus techos gotean fotografías de grupos de chicas

De tus pechos se descuelgan tres lunas blancas

En un cráter de una de ellas el maestro Jedi blandía su espada sobre la tez del derrame de una rubia trenza tuya

Le di tres puñetazos al cadáver del primer toro

Le di tres lunas a Esther a cambio del olor de sus bragas

Tres lunas que resbalaron alguna vez por tus tetas

Tus tetas siempre turgentes y blancas

Tres lunas que resbalaron alguna vez por tus labios

Tus labios como plazas de toros y en una de ellas yo frente al toro bravo

Un toro bravo de quinientos kilos de peso

Tenía las astas algo astilladas tras embestir antes contra el burladero

Pero en esos cuernos no entra el aire

Y yo frente a él con el traje de Jedi

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos de chicas

Llegué a la habitación del hotel y fui inmediatamente al baño

Me miré al espejo

Largas patillas poblado bigote

Grandes gafas de sol un poco traslúcidas

El pelo ni largo ni corto y ondulado con raya a un lado

Traje negro de raso

Grandes solapas la americana y algo acampanado el bajo del pantalón

Camisa blanca y corbata negra con nudo ancho

Tenía las manos llenas de fotografías de grupos de chicas

Salí y fui hacia el cuarto

Allí había una chica sentada en una butaca próxima a la cama

Me miró

Sus ojos eran muy azules

Se reía a carcajadas

Retirándose el pelo de las mejillas me pidió que me acercara a ella

Su pelo era muy liso muy rubio y muy largo

Lo hice y vi que sus manos también estaban llenas de fotografías de grupos de chicas

Entonces sin dejar de reírse me abrazó y me dijo al oído “Vienes de destruirte”.

Inacabado.

(“poème abandonné”).

Paul Valéry.


Del poemario inédito "Apología de la Muñeca de Bellmer".

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