Me quito la mano y salen soldaditos ingleses
Del canuto cuyo penacho se transfiere al vertical bebé que mama de una teta
De la otra teta succiona un televisor
Una patata se pudre en la cochera
Pero nadie lo sabe pero yo no lo ignoro
La mano que me quité está en lo más profundo de tu ano
La metí ahí mientras dormías
Pero nadie lo sabe pero yo no lo ignoro
Y me quito de en medio de un puñetazo en la nariz
La sangre sale despedida de mi órgano olfativo
Y todos salen corriendo
Si mi sangre toca a alguien le transforma en una peonza con una mano pegada a un árbol y un pene con rostro de mujer
Por eso todos huyen a toda prisa
Se alejan de mi maltrecha nariz expulsa sangre
Mi sangre tiene vida propia
Huesos órganos músculos y un cuerpo capaz de adquirir innumerables formas
Ahora es un avión de combate
Pero nadie lo sabe pero yo no lo ignoro
Y despega en busca de inocentes a los que metamorfosear en peonzas cuyos penes tienen cara de mujer
Y manos pegadas a un árbol
Pero mi sangre sólo tiene diez minutos de vida
Y el avión de combate cae sobre un centro comercial matando a mucha gente
Los soldaditos ingleses meten sus cabezas en urinarios porque tienen branquias y sólo así pueden respirar
Desfilan con las banderas arriadas y con las galaxias enchufadas a tu vagina
Con un cigarrillo cosido a una muleta el teniente seduce a la camarera que le dice cantando
“Será el urinario que llevas en la cabeza
Será tu lengua con pies y cañones
Serán las ventanas que manan de tus cejas
Pero esta noche follaría contigo”
Y el teniente se arranca un vello púbico y se lo clava en la frente al ama de llaves
Que cae muerta no sin antes lamer la flauta de golosina que traía en la mano izquierda
La camarera horrorizada se tira del lóbulo izquierdo y del techo llueve diez jarrones que se estampan en la sesera del teniente inglés.
Inacabado.
Del canuto cuyo penacho se transfiere al vertical bebé que mama de una teta
De la otra teta succiona un televisor
Una patata se pudre en la cochera
Pero nadie lo sabe pero yo no lo ignoro
La mano que me quité está en lo más profundo de tu ano
La metí ahí mientras dormías
Pero nadie lo sabe pero yo no lo ignoro
Y me quito de en medio de un puñetazo en la nariz
La sangre sale despedida de mi órgano olfativo
Y todos salen corriendo
Si mi sangre toca a alguien le transforma en una peonza con una mano pegada a un árbol y un pene con rostro de mujer
Por eso todos huyen a toda prisa
Se alejan de mi maltrecha nariz expulsa sangre
Mi sangre tiene vida propia
Huesos órganos músculos y un cuerpo capaz de adquirir innumerables formas
Ahora es un avión de combate
Pero nadie lo sabe pero yo no lo ignoro
Y despega en busca de inocentes a los que metamorfosear en peonzas cuyos penes tienen cara de mujer
Y manos pegadas a un árbol
Pero mi sangre sólo tiene diez minutos de vida
Y el avión de combate cae sobre un centro comercial matando a mucha gente
Los soldaditos ingleses meten sus cabezas en urinarios porque tienen branquias y sólo así pueden respirar
Desfilan con las banderas arriadas y con las galaxias enchufadas a tu vagina
Con un cigarrillo cosido a una muleta el teniente seduce a la camarera que le dice cantando
“Será el urinario que llevas en la cabeza
Será tu lengua con pies y cañones
Serán las ventanas que manan de tus cejas
Pero esta noche follaría contigo”
Y el teniente se arranca un vello púbico y se lo clava en la frente al ama de llaves
Que cae muerta no sin antes lamer la flauta de golosina que traía en la mano izquierda
La camarera horrorizada se tira del lóbulo izquierdo y del techo llueve diez jarrones que se estampan en la sesera del teniente inglés.
Inacabado.
Del poemario inédito "Diario de un adolescente de pelo raro".