dormía en aquel banco del parque en Texas tocaban
Beethoven, cuando llovió el domingo pasado y el muelle se
hundió en el agua estaban tocando Beethoven; me llegué
hasta ese muelle hace 55 años y ahora está en el fondo del
océano,
como la Atlántida
pero las cosas se rompen y desaparecen, eso no es nada
nuevo, hoy he
recibido una carta de Louise, dice que se va del
Barrio Francés y se muda con su hermana a un
pueblo a 45 minutos de Nueva Orleans.
la gente se está cansando, la gente se está cayendo y se vuelve
a levantar, y están tocando Beethoven mientras los vagabundos
me paran
a la salida de correos: Buenos días, caballero, ¿tiene
un dólar?
el viejo circo aéreo se está desplomando del cielo, perros y
gatos me miran raro, aparece el Klan, se desvanece, Hitler
se sorbe los mocos bajo tierra entre las raíces de las palmeras,
este puro
barato que fumo, pone Cuba, pone La Habana, traído de
contrabando
hasta aquí para ahogarme mientras
tocan Beethoven, mientras suena Beethoven
William Saroyan está muerto Céline está muerto pero Fante
no
morirá
con las piernas cortadas, y ciego en su angosta tumba no
morirá:
3 años así postrado en ese hospital, ¿en qué está
pensando?
quiero desaparecer rápido como una aceituna sin hueso en la
boca
de un bobo, mientras siguen llegando jovencitas de Des
Moines meneándose cual sardinas con vestidos a rayas, ¿qué
supone, escuchar a Beethoven ahora?
y ahora se acaba... "Vaya a tomar el sol a Palm Springs",
empieza el locutor mientras bajo el volumen y miro con una
mueca
este puro, vuelvo a subir el volumen: es
Mahler, la 10ª, justo después de la 5ª de Bee, una noche
intensa
de la hostia mientras, más o menos aquí solo,
pienso en cuánto me gusta El filo de la navaja de Somerset
Maugham,
luego apago el puto puro, bebo un poco de vino,
me levanto, pienso, es lo
mismo para todo el mundo, más o menos, unos más, otros
menos, Céline está muerto, Beethoven es un momento de la
hostia:
ha sido un mundo lleno de valientes
y los quiero a todos
mientras afuera el
Puente de Vincent Thomas se arquea en la oscuridad,
sosteniendo, ahora mismo, la suerte de todos.
Charles Bukowski. Guerra sin cesar. Poemas 1981-1984. VISOR LIBROS, 2008.
Cuánto inspira este maldito ebrio... como me gusta.
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