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EL
MONSTRUO DEL FIN DE RAZA
Detenido
Leopoldo María Panero la miró
Miró
su esparcimiento
Tendida
con un pelo negro de su pubis en la boca de espumillón cantaba “Si tú me dices
ven lo dejo todo”
½
hora después (ya había asumido el circuito de su O que separa lo continuo de lo
discontinuo)
Miró
el menstruo pelirrojo y adiposo que le resbalaba entre los muslos
½
hora después (ya había consumido con la mente en las nubes el circuito de su O
que separa lo continuo de lo discontinuo) ojeó sus piernas
Abiertas
y ligeramente dobladas
El
menstruo resbaló por el circuito de su O y Leopoldo María Panero lo dispuso en
su regazo y lo limpió mansamente con un pañuelo blanco de tela que llevaba unas
iniciales bordadas en hilo
Pronto
comenzó a salir de la animosa boca recién nacida un árbol
De
corteza estriada
Venosa
En
la que
El
insecto empollaba poesías donando el calor de sus pedos
De
una de las ramas
Colgado
por el cuello
El
hombre donaba el esperma con el que las mujeres tejían las sogas
Quería
deshacer el nudo que inútilmente le sujetaba al bebé de la nada
El
alumbramiento del menstruo era un desastre
Igual
a un terremoto o a un incendio
Pero
el menstruo fundó el ayuntamiento de la ilustración
El
ahorcado donaba su esperma con el cual las mujeres elaboraban la vida
Que
está apestada de comuniones en lonjas
Leopoldo
María Panero quería mondarse los dientes con la pluma de un ágila para sacar la
carne del cordero y deshacer el nudo que inútilmente le ataba al bebé que no
existe
Ese
be be que se escuchó allá en el matadero y que se acalló después
Ese
be be que está grabado en la corteza del árbol
La
araña atravesaba su calavera donde
Había
tocado alegría
En
su sala de fiestas donde
Había
tocado música rock and roll
La
serpiente dormía enroscada en la cavidad de su esternón
Aún
vestido con la chaqueta larga en tono negro de tipo cruzado confeccionada para
alcanzar el lujo absoluto
Y
los niños
Venían
de la boda con las manos y los bordes de los labios cubiertos de pasta de
chocolate negro
Que
tenía no obstante el aspecto del excremento
Asimismo
los viejos
Venían
Con
las manos y los bordes de los labios cubiertos de excremento
Que
tenía no obstante el aspecto del chocolate negro
El
ahorcado donaba el esperma con el que se escribían los poemas
El
apellido fue embargado por el menstruo que habló así y una cucaracha negra le
recorría la boca
“¡Besa
mi frente!
Está
invertebrada mi broma de carne
Besa
mi frente” decía
Había
visto el útero ya
Estuvo
allí
Decía
que sobrevolaban los buitres
“¡Besa
mi frente!
Pon
los labios aquí
Sobre
mi testamento” decía.
Inacabado.
“poème abandonné”.
Paul Valéry.
Del poemario inédito "Leopoldo María Panero".
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