domingo, 28 de julio de 2013
TERCIOPELO AZUL. Isla Correyero
Mi coño eleva el conocimiento que tú le has enseñado.
La velocidad y el violento latido de una horca.
Mi coño alimentado por una tinta nómada tiene el oficio
azul de ser frágil y exacto.
Flexible y religioso mi coño es la pirámide de un res-
plandor de oxígeno que exige resistencias.
Tiene quinientos años de elegancia y de músculos batidero
de sangre volada de partículas.
Fluye con el tabaco la justicia y tu cuerpo tiene chispas de
plata monedas de cerveza.
Con tu estremecimiento causas en mí palabras que dicen
rebeliones y negros animales.
En tu lengua me dices cosas extraordinarias se me llena la
oreja del ardor de los fósforos.
Pasa todo a mi coño se forman las arrugas aprende coro-
nado cómo abrirse las venas.
Tan profundo y despierto como un túnel en llamas llega
al agua al tugurio de un taller que se mueve.
Es un técnico oliendo tu medida en versículos el aceite de
un arma con una bala de oro.
Extremaunción del vértigo que surge en los amantes mi
coño es un estado mental de luz y sombra.
Suda como una sábana. Palpita como un tango. Es móvil
terciopelo azul.
Báilalo lento.
Para la muerte.
Jode la tristeza.
Isla Correyero. AMOR TIRANO. DVD ediciones, 2003.
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Nunca lo he dudado: el coño es una parte íntima del sentido hacedor, más allá del oscurantismo religioso. La colmena está llena de miel, ¡a que coño esperáis los tristes!... ¡Dejad de lado vuestra congoja!
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