Ser animal y parir a la camada abandonando a
los más débiles en el suelo.
*
Si dios se comía a sus crías no era tan dios como
pensábamos:
era una bestia,
era un marrano.
*
Era tan cruel como cuanto dejó de ellos.
Luna Miguel. Los estómagos. La Bella Varsovia, 2015.
A imagen y semejanza de las bestias, la necesidad devora a las crías del hambre. Sólo existe la crueldad en la insuficiencia de un alma desgarbada antes de ponerse en el lugar del miedo, en la antesala de la muerte.
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