Pisa ahora la gaita.
Como a un pulmón
le quedaría siempre
una gota de sangre o aire.
Durante algún tiempo
merece estar exangüe.
Yo ansío una Galicia muda.
Todos estamos gritando.
Quememos nuestros harapos
en Compostela.
Yo bien sé que hay un misterio
en nuestra Tierra:
más allá de la niebla,
más allá del mar,
más allá del bosque.
Yo estoy todavía ensimismado
y me rodea una eterna noche.
Pero espero, espero siempre
un milagro, una voz
Nadie puede arrebatarme
mi soledad.
Luis Pimentel. ANTOLOXÍA. VISOR MADRID, 1989.
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