lunes, 20 de mayo de 2013

Los pájaros. Sergi de Diego Mas


Aparentemente conocí aquella ciudad
en plena reacción alérgica, el mismo día
que dejé que mi habitación se llenara
de polvo.

El estornudo de un pájaro revoloteaba
de camión en camión, confundiendo
zonas verdes con la magia de los
paraísos fiscales.

Había dinero, mucho dinero.

VISA y MASTERCARD creaban nubes
contra la sequía en los cajeros de una
ciudad repleta de alfombras.

Alfombras de hojas que fueron verdes
en otra vida.

En el metro, los operarios barrían las
calles a un nivel pretérito.

No había unidades métricas en aquella
ciudad de batidos proteicos, repleta de
moscas orgullosas.

Desconocer la vida útil de las moscas me
horrorizaba porque una ciudad a merced
de wikipedia es una ciudad sin éxito, un
agujero negro de búsquedas sin sentido.

Me enamoraba de ciudades
emparentadas en la enfermedad,
economías conectadas por cables de
teléfono donde poder colgar la ropa
húmeda.

Y robarla.

El reciclaje del robo.

La política medioambiental era la trampa
de una ciudad de robos y discursos.

Los patios de luces estaban llenos de
palabrería mojada, de flemas escurridizas
en las que resbalar el verbo. Tener que
pagar por ello en una dirección unívoca
era un combate perdido.

El Pressing Catch provocaba bailes de
benzodiazepinas mientras los relojes sin
pilas se cansaban de dar las horas.

No había campanas en el campanario,
solo botones de camisas llenos de
discursos y corbatas, inmensos nudos
de corbatas con los que resolver
pasatiempos.

La ciudad del ahorcado, del tabloide
de noticias.

Demasiadas noticias para tan pocas
gasolineras.

Las gasolineras eran las vigías de los
moteles y las putas, circunloquios en
el camino.

El sexo en las nubes era como un beso
sin manos, un tejado repleto de pájaros
muertos besándose en el pico, ciudades
de personalidad múltiple abrumadas
por el vértigo de la desaparición.

La mirada urbanita de Alfred Hitchcock
se posaba en los columpios, en las
llamadas telefónicas que se balanceaban
para contestar con aparente facilidad No,
ya no vive aquí.

Pero ya no había tiempo: también sale
desenfocado este dibujo cosmopolita.


Sergi de Diego Mas. E-mails para Roland Emmerich. Honolulu Books, 2012.






1 comentario:

  1. Muchas gracias por la lectura.
    Precisamente este texto aparece en el clip: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=EA1U-3r3QIo

    Un saludo.

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