lunes, 7 de octubre de 2013

Un pez en un vaso de vino


Me quema la unción extrema de zumo de lentejas
Sobre el mármol de la planta de mis pies
Ruidos ensordecedores calumnian un hilo de corbata por colorear
Es manta para voces fantasmales
Una cigarra sin nadie a quien fermentar
Con sus acuosas perforaciones
El pigmento de tu vientre tiene hélices
Donde antes sólo existían los simios que beben café
La maqueta de tu risa
Se adentra por los ojos de todas las butacas
Como si fuesen mujeres comprando pescado
Es una enorme mano agujereada por trompetas
Los animales son blandos
El tranvía de noche inflama la rodilla del vagabundo
Las cosas no son más maniquí que un enfermo de sida
Son así
Instrumentación militar para leer cuentos detrás de una señal de tráfico
A una vieja trapecista retirada tras enviudar de repente a los diez años
Soy tu marido
Puedes contarme cualquier cosa
Espera encenderé un cigarrillo y ya está
¡Dispara!
¡Escúpelo todo!
No temo a la noria
Sólo si me apunta a la sien con su pescado crudo
Pero en fin todo el mundo
Todo
Siente alguna vez cómo sus tobillos se desploman
Y cómo lo desayunado aguarda al séptimo tiburón en el Metro.



1 comentario:

  1. Cuando se te desplomen los tobillos en qué muñones aposentarás la gravedad. Siempre podemos inmolarnos con un harakiri de pez espada!

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