Los soldados con los puños infinitamente entornados
Cabalgan hacia el norte de la medusa
Tan arraigados a la torpeza infante de mis huesos
Me conforma el cristal roto de espejo
Tan ofuscado con todas esas plumas
Su letanía igual a la mía
Moribundo soy bajo el pino
El pino abriga pero da miedo como el monstruo del armario
No hay más playas en tus senos
En tus senos dulces como melocotones
Tu playa se la tragó el mar
Su silueta de mercado
Apenas revienta aparecen los viejos de la Tierra
A tirar sus capirotes con su pus
Y su virulento tapizado negro
Esos ancianos que dormían en casas de quinqués encendidos
Esos veteranos del dolor que mantenían relaciones sexuales con sus esposas muertas
Momificadas
El cristal de sus gafas está roto
Más roto aún que mis piernas
Y luces de Pub
Mi playa en la retina del pescado capturado
Un jardín de señales de tráfico
Mi rostro extenuado de mirarte
Y mi alma de quererte
Y mi cuerpo de desearte
¡No me das tregua Maldita!
Vivo en este jardín de señales de tráfico
Jardín sin fin
Nunca he entrado ni salido
A veces imagino que tú también eres una señal de tráfico
Pero me entristece pensar que sin duda serías la de Prohibido el paso
Todo lo que me rodea son señales de tráfico
Y quince años después todo será anacrónico
Y yo estaré de más
Con mi corbata pasada de moda
Y mi peinado con forma de señal de tráfico.
Inacabado.