todo se iba volviendo lentamente azul y limpio,
los pies de plomo tan fríos y las grietas
pequeños trozos de pequeños soldados
pequeños ángeles en los dedos
un dios desnudo y humano abriendo la boca,
pidiendo más
masticar la piel de un loco
y quedarse a dormir
con el alma escondida en algún puerto,
las hojas de las navajas brillan en el interior de los cajones
siempre por si acaso
piernas muy blancas atraviesan inviernos llenos de trenes,
una niña que tiembla en las voces que huyen
Isabel García Mellado. Cómo liberar tigres blancos. Ya lo dijo Casimiro Parker, 2010.
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