En un momento de renuncia, me dejo caer sobre la banqueta. Sin
embargo, los engranajes de la necesidad vuelven a ponerse en mar-
cha. Se jodió la noche; tal vez la semana; puede que la vida; eso no
quita para que tenga que volver a salir para comprar una botella de
alcohol.
Jóvenes burguesas circulan entre los anaqueles del Monoprix, ele-
gantes y sexuales como ocas. Probablemente también haya hom-
bres; me la suda. Es preferible no imaginarse ya posibles palabras
entre uno mismo y el resto de la humanidad, la vagina no es más
que un orificio.
Subo las escaleras, apretando mi litro de ron dentro de una bolsa
de plástico. Me estoy destruyendo, lo noto; mis dientes se desinte-
gran. Y además, ¿por qué mi mirada espanta a las mujeres? ¿La juz-
gan implorante, fanática, colérica o perversa? No lo sé, probable-
mente no lo sabré nunca, pero eso constituye la desgracia de mi
vida.
Michel Houellebecq. SUPERVIVENCIA. Ediciones Acuarela & A. Machado Libros, 2007.
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